A lo largo de la
historia de la educación Popular , los educadores populares no han dejado de
afirmar y resaltar su relación esencial con el movimiento popular, y las
organizaciones que lo constituyen, hoy días llamadas “movimientos sociales”. De
forma que son estos movimientos, y no los educadores populares, quienes
constituyen los verdaderos sujetos de la educación popular.
Para la Educación
Popular además de sujetos son también el objetivo:
formar a los movimientos sociales como sujetos de cambio, como sujetos
políticos. O como se dice hoy día, “empoderarlos”.
A partir del 2006, Evo
Morales y el MAS asumen el gobierno con un fuerte respaldo de los movimientos
sociales, en particular de los Pueblos Indígenas.
No es la primera vez que
esto sucede en la historia de Bolivia. Tenemos como antecedentes la Revolución
del 52 y, más próximamente, la conquista de la democracia en octubre del 1982
después de largos años de dictaduras. En todos estos años los movimientos
sociales no han sido un bloque homogéneo, un movimiento popular articulado. La
Central Obrera Boliviana , COB, fue el eje en torno al cual se articularon
después de la Revolución del 52 la mayoría de las organizaciones sindicales ,
pero no así las organizaciones indígenas y campesinas, las cuales no daban
señales de identificarse con la hegemonía del la clase obrera y buscaban su
autonomía cuando no directamente hacían sus propias alianzas , como el
Pacto Militar-Campesino con el dictador Banzer.
El gobierno izquierdista
de Siles Suazo apenas dura tres años acosado por la fuerte crisis económica
pero también por la obstinada ofensiva de la COB, que de aliada pasó a
ser la sepulturera del Gobierno de Siles. De esa forma se instala en Bolivia el
Neoliberalismo con el DS 21060 y la Democracia Pactada entre los partidos
de derecha, que tendrá justamente su declinación con las elecciones que
le dan el triunfo a Evo Morales.
La llegada del
neoliberalismo tuvo entre otras consecuencias la dispersión de la clase obrera
y la pérdida de centralidad de la COB como eje articulador del movimiento
popular.
Los movimientos de
mujeres, de los pueblos indígenas y de los barrios logran
ubicarse con mayor fuerza en el escenario nacional, y se constituyen en la
verdadera resistencia al modelo neoliberal y la democracia pactada, como puede
verse en los sucesivos enfrentamientos , Guerra del Agua, Octubre Negro y
Guerra del Gas , que acabaron con la hegemonía de los partidos de derecha
y abren la posibilidad de la alternativa izquierdista del MAS.
En toda esta historia
nos interesa ahora reconstruir los sentidos con los que trabajó en esos
períodos la Educación Popular y los Educadores Populares, en cuanto al
objetivo de fortalecer los movimientos sociales como sujetos políticos. A
partir de esa reflexión plantear los desafíos para los educadores
populares en la actual coyuntura.
Nuestra reflexión se
desarrollará de esta manera:
1. La construcción de los
sectores populares como sujeto político a lo largo de nuestra historia
más reciente (Post revolución del 52) y el papel de la educación popular.
2. Qué significa ser “sujeto político”
en la tradición de la educación popular.
3. Hacia la construcción de los
movimientos sociales como “sujetos políticos”, en el actual contexto político
nacional.
1.La construcción de los
sectores populares como sujeto político a lo largo de nuestra historia
más reciente (Post revolución del 52) y el papel de la educación popular.
Las décadas de los 60 y
70 fueron para los bolivianos época de gobiernos militares y civiles, con
predominancia de gobiernos dictatoriales.
El campo popular y
sus reivindicaciones estuvieron liderizadas por el movimiento obrero, con
hegemonía del sector minero, el cual condujo la lucha que tuvo como principales demandas las libertades
individuales y colectivas , y
el respeto de los derechos de expresión y de organización. Todo ello
confluyó, en su última etapa, en la exigencia de la democracia. Las huelgas de
hambre en Bolivia y la presión internacional activada por miles de
bolivianos en el exilio , lograron recuperar la democracia del dictador
Banzer, primero, y del Dictador García Meza después .
Los educadores populares
, en esa época, pertenecían a las comunidades de base de las iglesias
cristianas, inspiradas en la Teología de la Liberación, a ONGs identificadas
con el movimiento popular , a carreras universitarias y colegios con sectores
docentes y estudiantiles radicalizados, medios escritos como el Semanario AQUÍ
y radiales como las radios mineras, y a organizaciones artísticas y
culturales , como el TCP. En tiempos de persecución política e
ideológica, fueron sectores de las iglesias y la Asamblea de Derechos Humanos
de Bolivia quienes lograron articular la resistencia y generar iniciativas que
rompieran con la situación.
En este contexto, la educación popular se convirtió en una “pedagogía de
la resistencia”, en la que la denuncia a las permanentes violaciones de los
derechos humanos y la organización de la resistencia a la dictadura era
el contenido principal.
El trabajo fue
particularmente intenso en los barrios, las minas, las fábricas, las iglesias,…
El enemigo estaba
claramente identificado y la lucha , aunque arriesgada e incierta, era muy
coherente y articulada. Gracias a ello los movimientos sociales, en
clandestinidad, lograron mantenerse unidos y confiados en la victoria que por
fin llegó, en el período banzerista, a través de una masiva huelga
de hambre iniciada por un grupo de mujeres mineras.
El retorno a la democracia
fue liderizado por los partidos de izquierda a la cabeza de Hernán Siles Zuazo,
quien asumió triunfalmente el gobierno en octubre de 1982. Su gobierno resultó
ser muy conflictivo, ya que no tenía la mayoría parlamentaria y sus propios
aliados, como el MIR y la propia Central Obrera Boliviana, le exigían más que
le ayudaban a superar una inflación galopante. El resultado, como es
sabido, fue su dimisión y la entrega del gobierno a Víctor Paz Estensoro,
quien se alineó en 1985 a las tesis neoliberales mediante el DS 21060.
El ajuste estructural
llevó a la privatización de las empresas estatales (llamada “capitalización”),
al cierre de minas y fábricas que no podían ser competitivas y “relocalizando”
a los despedidos, a la flexibilidad laboral, ….Se hicieron reformas importantes
en la educación y la salud, y se otorgaron bonos y ayudas bajo el concepto de
“alivio a la pobreza”, a fin de amortiguar el impacto de las medidas de ajuste
estructural.
En lo político, lo más
destacable es la ley de Participación Popular, que reconocía personería
jurídica a las comunidades y barrios (OTBs) y distribuía recursos a los
municipios de acuerdo al número de habitantes (coparticipación tributaria). Se
desarrolló un sistema de partidos en el marco de la Democracia Representativa,
donde ninguno de ellos logró mayoría suficiente y se instaló la
“democracia pactada”, donde los principales partidos se turnaban en el
ejercicio del poder.
El neoliberalismo y el
sistema político que lo sostenía entran en crisis ante la incapacidad de
resolver álgidos problemas nacionales que tienen que ver con la agudización de
la pobreza y el enajenamiento de nuestros recursos naturales (agua, gas,
bosques,…).
La “pax neoliberal”
afecta particularmente al sector obrero y minero, y la COB deja de ser el
referente de movilización y lucha de los sectores populares. En su lugar ,
surgen pujantes los movimientos de los pueblos indígenas y de pobladores de los
barrios. Los primeros logran posicionar en la conciencia pública sus derechos
colectivos a su cultura, tierra y territorio, a través de largas marchas, como
la “marcha por la vida”, cuestionando la propia constitución y proyecto de
país, y exigiendo una nueva constitución a través de una Asamblea
Constituyente. Los pobladores de los barrios, por su parte, reivindican a su
modo el derecho a una mejor calidad de vida, luchando por el empleo , mejores
salarios y el acceso a los servicios básicos , e identifican como enemigos a
las empresas transnacionales que explotan nuestros recursos naturales. Las
mujeres y los jóvenes, a su vez, se organizan y exigen sus derechos de
participación y respuesta a sus necesidades criticando el patriarcado y
el adultismo.
En este contexto, la educación popular se
desarrolla en dos vertientes , que podemos llamar pragmática e ideológica
respectivamente. La vertiente pragmática prioriza la solución de los problemas
y necesidades que aquejan a los sectores populares, como ser el empleo, la
vivienda, la alimentación, la salud, la educación,…a través de crear y
fortalecer organizaciones cooperativas, microempresas,…La vertiente ideológica
se avoca a “concientizar” acerca del neoliberalismo y sus efectos nocivos, y la
necesidad de generar y articular una lucha para derrotarlo. Existen también
experiencias que intentan ensamblar ambas necesidades, inmediata y estratégica.
Desde el punto de vista educativo cobra fuerza, como expresión de la
educación popular, la “pedagogía de la diversidad”, entendida como
una propuesta más atenta a trabajar desde la diversidad y contexto
de los sujetos. Van tomando cuerpo la pedagogía feminista, la educación
intercultural, la educación infantil, la educación de personas adultas, …y se
hacen relevantes también los contextos: educación en cárceles, educación en
situación de calle, ….., y los temas emergentes: educación ambiental,
ecoeducación, ….
De esta forma , las
posibilidades de hacer educación popular se diversifican mucho más, y la
formación de sujetos políticos se lleva a cabo desde nuevos horizontes y retos.
La crisis del modelo
neoliberal en Bolivia ha dado paso al período que vivimos actualmente, y
que tiene como punto de arranque las elecciones de diciembre 2005, en las que
Evo Morales y el MAS alcanzan un inédito 54% de los votos, donde confluyen los
sectores populares, pero también las clases medias , los sectores rurales, pero
también urbanos, las culturas indígenas , pero también la cultura
occidental/mestiza.
Las posibilidades que se
abren son por tanto, además de inéditas en la historia de Bolivia, portadoras
de esperanzas de todos los que viven en Bolivia. Y ellas se expresan en lo que
ha venido en llamarse la “Revolución Democrática Cultural”, donde la lucha
gira fundamentalmente en torno a la igualdad y la equidad social, que es como
decir la vigencia plena de los derechos individuales y colectivos.
Claramente el liderazgo
viene asumido por el Movimiento Indígena Campesino, que se constituye en el
protagonista de los cambios.
Desde lo educativo,
pensamos que después de la pedagogía de la resistencia (época de las
dictaduras), y de la pedagogía de la diversidad (época neoliberal) , los
actuales momentos de cambio nos están planteando una “pedagogía del poder” .
Sobre esto volveremos en los puntos siguientes.
2. Qué significa ser
“sujeto político” en la tradición de la educación popular.
De manera general ser
sujeto político significa ser capaz de intervenir con ideas y propuestas
propias , de forma individual o colectiva, en las decisiones que afectan a la
sociedad . Tiene que ver por tanto con el ejercicio del poder social..Los
sujetos sólo se afirman si actúan como transformadores de la sociedad.
Esta definición puede
ser compartida por cuantos trabajan en el campo popular y se identifican con
las luchas de los movimientos sociales. Sin embargo, lo propio de la educación
popular ha sido generar las condiciones , desde lo pedagógico, para la
formación del sujeto politico.
En efecto, como nos
recuerda Joao Francisco de Souza, para que un trabajador o trabajadora puedan
experimentar su capacidad de comenzar a ser sujetos de transformación de la
sociedad y de sí mismos, debe ante todo asumir su papel de sujeto en un proceso
educativo, en un proceso de conocimiento.
El desarrollo del
conocimiento lo constituye como ser en construcción, curioso y creador,
como nos recuerda Paulo Freire:
“Conocer no es el acto a través del cual un sujeto, transformado en
objeto, recibe dócil y pasivamente los contenidos que otro le da o le impone.
El conocimiento, por el contrario, exige una presencia curiosa del sujeto
frente al mundo. Requiere una acción transformadora sobre la realidad. Exige
una búsqueda constante. Implica inventar y reinventar”[2]
La constitución del “sujeto” pasa por recuperar la esencia
del ser humano como ser histórico:
“Entender la Historia como posibilidad, con
responsabilidades individuales y sociales como seres humanos,”programados para
aprender”, pero no determinados, los configura como sujetos y no como objetos”[3]
La posibilidad de estar presentes en la historia, y no
simplemente estar representadas en ella,
hace que las clases populares puedan participar
políticamente en las opciones y decisiones , diciendo la propia palabra. Decir
la palabra expresa la politicidad de la acción humana porque afirma sus
intereses y su personalidad, así como la disposición de lucha para conquistar
lo que fue pronunciado (JF de Souza).
Decir la propia palabra
no sería posible sin tener una lectura crítica de la realidad social y
del mundo, y desarrollar por tanto una “ética de la autonomía”:
“La ética de la autonomía se opone a la ética autoritaria(…). Esta
es una ética que aún a nombre de la libertad, ahoga las posibilidades de
crecimiento de la libertad. El poder es ejercido sobre la gente. (…) Por el contrario una
ética de la libertad tiene necesariamente una orientación productiva, en
tanto tienda a la realización de las capacidades de todos y de cada uno de los
sujetos, (…) y a la posibilidad de construir juntos proyectos individuales
y colectivos” [4]
Desgraciadamente el
autoritarismo no ha sido una prerrogativa de los partidos de la derecha
política, sino también de la izquierda, a través sobre todo de la propaganda
ideológica:
“La izquierda autoritaria resulta ser más elitista que la derecha. En
efecto esta teme que las clases populares se vuelvan críticas de las situación
de injusticia y se organicen para cambiarla, mientras que la izquierda autoritaria
minimiza el trabajo crítico de las bases , y lo tilda de idealista, populista y
hasta espontaneísta, manifestando con ello no confiar en la capacidad del
pueblo para conocer las causas de los acontecimientos. Y por ello, apuesta a la
propaganda ideológica, y el impacto de los slogans. Al hacerlo , por tanto,
afirma su capacidad de saber y promueve su verdad como la verdad única (…). Esta verdad elaborada al margen de
la experiencia popular e independiente de ella , debe bajar hasta el cuerpo de
las clases populares “incultas” para “salvarlas”. Así las clases populares , no
necesitan ser llamadas al diálogo, al ser, por
naturaleza, incompetentes . Sólo tienen que abrirse y seguir dócilmente las palabras de orden de quienes son técnica y
científicamente competentes” [5]
Otro factor a tomar en
cuenta, en la construcción del pensamiento autónomo, es el respeto y la
recuperación de los saberes propios de los grupos populares:
“En mis relaciones político-pedagógicas con los grupos populares no puedo
de ninguna manera dejar de considerar su saber hecho experiencia. Su
explicación del mundo, de la que forma parte la comprensión de su propia
presencia en el mundo (…) Si, por un lado, no
puedo adaptarme o “convertirme” al saber ingenuo de los grupos populares, por
el otro, si soy realmente progresista, no puedo imponerles arrogantemente mi
saber como el verdadero, El diálogo en el que se va desafiando al grupo popular
a pensar su historia social como experiencia igualmente social de sus miembros,
va revelando la necesidad de superar ciertos saberes que, desnudos, van
mostrando su “incompetencia” para explicar los hechos.”[6]
Pero los grupos
populares no podrán afirmarse como sujetos políticos , si es que no son
tolerantes y abiertos a la diversidad que existe en el grupo. Este
reconocimiento tiene un profundo significado ético:
“Lo que la tolerancia auténtica demanda de mí es que
respete al que es diferente, sus sueños, sus ideas, sus opiniones, sus gustos,
que no lo niegue sólo porque es diferente . Lo que la tolerancia legítima
termina por enseñarme es que, por medio de la experiencia, aprendo con el
diferente”[7] .
También JL Rebellato y Pilar Ubilla resaltan que el poder
al que aspiran los grupos populares como sujetos políticos se sustenta en una
“ética del poder”, que implica nuevas actitudes ,
nuevas identidades, una nueva subjetividad, nuevos estilos de relación y una
manera de entender el poder como servicio(…).Una ética afincada en el valor de
la diversidad y en la construcción de la unidad en la diversidad: lo cual sólo
es posible si se promueve una actitud de tolerancia, entendida como encuentro y
crecimiento en la diversidad de quienes actúan para transformar las situaciones
de exclusión y dominación” [8]
La diversidad, por otra parte, es una crítica al paradigma
del pensamiento único:
“Hoy en día asistimos a una emergencia de la diversidad que
desafía la impronta abstracta y universalista del pensamiento único. Este
florecimiento y reconocimiento de la diversidad tiene que ver con la crisis de
modelos basados en una visión lineal del progreso; en la superación de un
paradigma de la simplificación sustentado sobre la base del pensamiento único”[9]
Finalmente, debemos destacar del aporte freiriano, la
coherencia como valor esencial en la constitución del sujeto político:
“El líder obrero, audaz y emprendedor, aguerrido en la
lucha de liberación, pero que trata a su compañera como objeto es
tan incoherente como la líder feminista blanca que menosprecia a la
campesina negra y tan coherente como el intelectual progresista que,
hablándole a los trabajadores, no se esfuerza de
hablar con ellos. Estas incoherencias me llevan a
luchar más. A denunciarlas , a combatirlas en el sentido de superarlas…Estas incoherencias
me llevan a entender mejor la naturaleza del ser humano, constituyéndose en la
historia no como un a priori de la Historia. Su finitud, su inconclusión, su
posibilidad de ser o no ser, de amar o de odiar, de oprimir o de liberarse” [10]
3.Hacia la construcción
de los movimientos sociales como “sujetos políticos”. en el actual contexto
político nacional.
El Proyecto Político del
MAS declara abiertamente ser el proyecto de los movimientos sociales , y
tener como objetivo la eliminación de toda forma de exclusión. La participación
popular , de manera particular de los Pueblos Indígenas, y la vigencia plena de
los derechos individuales y colectivos le da contenido a la democracia
que se pretende construir. La “revolución democrática cultural” aparece
como la nueva propuesta de hacer política, superando las viejas formas de hacer
política, propias de los partidos , donde élites económicas y políticas
utilizaban el voto como mecanismo de reproducción del poder. Ahora es la
democracia participativa, a través de la Asamblea Plurinacional, quien
representando a de todos/as los bolivianos/as , se convierte en órgano de
poder y transformación social..
Sin embargo, existe
todavía una gran brecha entre este discurso y la práctica política.
La tendencia que se ha
venido manifestando estos años, y que está creando las condiciones para
radicalizarse en los próximos años, es la tendencia a la concentración
del poder en otro tipo de élites que a nombre y en representación
de los excluidos pretende imponer un modelo de estado y de desarrollo. En un
artículo anterior lo denominé el paradigma del “asalto al poder”, heredero del
“socialismo autoritario” experimentado en diversos países .
Este modelo se nutre
substancialmente de formas de hacer política tradicionales, y pone la conquista
del poder por sobre la ética y los derechos humanos.
Creemos que esta
tendencia puede ser revertida por los movimientos sociales, asumiendo para ello
su rol de protagonistas de los cambios, pasando de ser “instrumentos” y
“objetos” políticos, a desempeñarse como verdaderos actores de los cambios, es
decir, como “sujetos políticos”.
Esto tiene que ver mucho
con la educación popular, con la educación que forma sujetos críticos y
creativos para la transformación social. Su horizonte no puede ser otro que la
“democracia radical”, el “socialismo democrático”. En la perspectiva que
también señalan JL Rebellato y Pilar Ubilla:
“Si los modelos neoliberales apuestan a menos democracia, las
alternativas deben constituirse guiadas por la estrategia de más
democracia (…) y la transferencia creciente del poder (…)Tampoco queremos
reproducir el socialismo autoritario. (…). El movimiento de EP
tiene un aporte insustituible: colaborar en la construcción de alternativas
populares hacia un socialismo donde la gente sea realmente sujeto protagónico y
donde la diversidad se articule con la emancipación, en condiciones de justicia
y democracia” [11]
Retomando la
caracterización de los movimientos sociales como “sujetos políticos” que
se desprende de la tradición de la educación popular, intentaré identificar los
principales desafíos que se presentan para la educación popular en
el actual proceso de cambios que vivimos los/as bolivianos/as.
1. Decir la propia palabra vrs.
someterse a consignas emanadas desde arriba.
Aquí tenemos que contrastar los
espacios en los que los movimientos sociales han debatido y tomado decisiones
democráticas a favor de sus intereses inmediatos y estratégicos, de la
manipulación de que han sido objeto por liderazgos autoritarios y corruptos. Un
caso emblemático fue la marcha campesina e indígena hacia la ciudad de La Paz
en el momento que se debatía en el parlamento la nueva constitución. Los
esforzados marchistas llevaban en sus mochilas el texto de la Constitución
aprobada en Oruro, que juraban defender con su propia sangre. Entre tanto los
políticos del MAS cambiaban alrededor de 200 artículos en negociaciones
con la oposición.
¿Cuán autodeterminadas
fueron las marchas hacia Sucre y el Porvenir en Pando , que
terminaron con la humillación y la masacre de campesinos?.
2. Autonomía de los movimientos
sociales vrs. subordinación a estrategias de acumulación de poder.
Los estrategas del
actual gobierno, en su afán de concentrar poder, han recurrido con frecuencia a
métodos de cooptación de los movimientos sociales que han anulado en la
práctica la posibilidad de que estos movimientos hagan valer sus puntos de vista.
El prebendalismo, la compra de líderes, la distorsión del sentido de los “usos
y costumbres” , le han permitido a las élites en el gobierno controlar el
voto de estos movimientos en los numerosos actos electorales.
La política de los bonos
, de transación con contrabandistas y ropavejeros, de arreglos con
transportistas y maestros tienen más de conservadurismo que de verdadera
transformación social.
3. Comunicación vrs propaganda
ideológica.
A título de generar
“hegemonía” o “contra-hegemonía” sobre los valores/contravalores del
capitalismo neoliberal, difundidos a través de los medios masivos, las élites
del gobierno no han recurrido como era de esperar a romper con esa forma
de violencia simbólica, sino que la han reproducido multiplicando hasta la
saciedad slogans y propaganda mediática multimillonaria.
El objetivo por tanto no
es el de “concientizar” sobre la realidad, ni el de recuperar culturas o
“descolonizar”, sino el de inducir determinadas respuestas políticas mediante
estímulos apropiados.
4.
Tolerancia, respeto al diferente vrs. pensamiento y verdad únicas.
La tan mentada
“interculturalidad” choca con frencuencia con posiciones de pensamiento único
no sólo hacia fuera , hacia la oposición política y quienes no comulgan con las
ideas del gobierno (“estás conmigo o contra mí”), sino al interior de los
propios movimientos sociales y de los aliados del gobierno. En efecto, se
reprime a los que piensan diferente en el marco del proyecto popular, y
se castiga las disidencias . Aquí se confunde la lógica partidaria, basada en
la disciplina interna, y la lógica de la participación de los movimientos
sociales , quienes desde sus propias identidades e intereses , desarrollan
nuevas formas de ejercicio del poder y construcción de alternativas a la
dominación.
También aquí nos llega
la inspiración de JL Rebellato:
“Nos enfrentamos a la necesidad de construir una democracia
integral potenciando una ciudadanía crítica, espacios públicos e implementando
políticas basadas en la igualdad social, la justicia y en el desarrollo de una
cultura que lucha contra todas las formas de dominación y exclusión. No hay
democracia auténtica sin la participación efectiva de la ciudadanía, en
especial de los sectores populares y de sus organizaciones (empowerment).
Una democracia que impulsa formas de participación, control, gestión y
distribución del poder, debe oponerse, tanto al proyecto neoliberal imperante,
como a las formas de pretendida democracia política, donde el componente
sistémico predomina sobre la iniciativa y ejercicio del poder por los actores
sociales”[12]
4. Coherencia vrs. oportunismo.
Si algo ha recalcado Paulo
Freire a lo largo de todas sus obras es la coherencia que debe existir en
quienes ejercen algún tipo de liderazgo entre el pensamiento y la práctica.
Ya hemos visto que los
encendidos discursos a favor del pueblo y los excluidos, con frecuencia se quedan
sólo en el discurso y en poses demagógicas. El fenómeno de la corrupción
(Santos Ramírez, como ejemplo mayor) antes que desaparecer , se ha ido
extendiendo y ramificando en el cuerpo social de una manera alarmante. La
inseguridad ciudadana es sólo una consecuencia.
Pero la incoherencia se
manifiesta sobre todo entre los valores que se dice defender y las
acciones concretas. Entre las últimas perlas de incoherencia tenemos la
intervención de Evo Morales en su visita a España a favor de borrar los 500 años
de colonización, y tener una mirada más hacia el futuro. Claro que con ello
garantizaba las inversiones españolas en Bolivia y la cancelación de una
importante deuda con España.
El último ejemplo ha
sido el pacto de líderes de la Unión Juvenil Cruceñista con el MAS.
Pacto buscado por el MAS, e incluso se habla del propio presidente. Evo Morales
justificó la alianza para asegurar la victoria en las elecciones
del 6 de diciembre. El grupo de jóvenes más agresivo y racista de Bolivia es
bienvenido sin mayores problemas a las filas del MAS.
La subordinación de la
ética a la política ha sido una práctica frecuente en el actual gobierno del
MAS.
A modo de conclusión,
recordamos las palabras de Evo Morales al asumir el mandato como presidente:
tenemos el gobierno, pero no tenemos el poder. Debemos tener todo el poder.
Las estrategias
desplegadas desde entonces son coherentes con este objetivo. La pregunta
que nos hacemos, y que se den hacer los movimientos sociales, es qué
poder es necesario construir y ejercer.
Esto será posible a
través de una pedagogía del poder , como nos recuerdan JL Rebellato, P.
Ubilla y Pedro Puntual:
“Con la expresión pedagogía
del poder lo que se busca afirmar es que el poder no debe
identificarse con una estrategia de manipulación, sino que ha de converstirse
en un dispositivo de aprendizaje” [13]
“Se trata de desarrollar una pedagogía de la gestión
democrática capaz de contribuir a la construcción de nuevas formas de ejercicio
del poder en el terreno de la sociedad civil y en las maneras de actuar del
estado”
Para los educadores
populares la derrota de la derecha neoliberal no se disputa solamente en los
planos económico y político, sino principalmente en el campo de los valores y
la cultura. Y ello tiene que ver cómo se entiende y se construye el poder
popular.
La historia nos ofrece
oportunidades inéditas para llevar a cabo los cambios y transformaciones que
llevarán a Bolivia a una etapa superior de mayor justicia e igualdad.
El papel de los movimientos
sociales es crucial para lograrlo. Ello será posible en la medida que
desarrollan sus capacidades y creatividad, es decir, se afirman como “sujetos
políticos”.
. Benito Fernández F.
Freire
P.:¿Extensión o comunicación?,
1969.
Freire P. “Política y Educación”,
1993.
Rebellato,JL y Ubilla P:
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Rebellato JL :”Democracia de baja
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Freire P.:”Política y Educación”,
1993.
Rebellato JL y Ubilla P.
:”Democracia, Ciudadanía, Poder”, 1999.
Rebellato JL:”Democracia de baja
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Rebellato JL y Ubilla P.
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Puntual P.:” Educación Popular y
Democracia Participativa”, 2005.