21.11.12

Los movimientos sociales de “objetos” a “sujetos” políticos. nuevos desafíos para la educación popular.

 Benito Fernández F.

A lo largo de la historia de la educación Popular , los educadores populares no han dejado de afirmar y resaltar su relación esencial con el movimiento popular, y las organizaciones que lo constituyen, hoy días llamadas “movimientos sociales”. De forma que son estos movimientos, y no los educadores populares,  quienes constituyen   los verdaderos sujetos de la educación popular.

Para la Educación Popular además de sujetos son también el objetivo: formar a los movimientos sociales como sujetos de cambio, como sujetos políticos. O como se dice hoy día, “empoderarlos”.

A partir del 2006, Evo Morales y el MAS asumen el gobierno con un fuerte respaldo de los movimientos sociales, en particular de los Pueblos Indígenas.

No es la primera vez que esto sucede en la historia de Bolivia. Tenemos como antecedentes la Revolución del 52 y, más próximamente, la conquista de la democracia en octubre del 1982 después de largos años de dictaduras. En todos estos años los movimientos sociales no han sido un bloque homogéneo, un movimiento popular articulado. La Central Obrera Boliviana , COB, fue el eje en torno al cual se articularon después de la Revolución del 52 la mayoría de las organizaciones sindicales , pero no así las organizaciones indígenas y campesinas, las cuales no daban señales de identificarse con la hegemonía del la clase obrera y buscaban su autonomía cuando no directamente  hacían sus propias alianzas , como el Pacto Militar-Campesino con el dictador Banzer.

El gobierno izquierdista de Siles Suazo apenas dura tres años acosado por la fuerte crisis económica pero también por la obstinada  ofensiva de la COB, que de aliada pasó a ser la sepulturera del Gobierno de Siles. De esa forma se instala en Bolivia el Neoliberalismo con el  DS 21060 y la Democracia Pactada entre los partidos de derecha, que tendrá justamente su declinación  con las elecciones que le dan el triunfo a Evo Morales.

La llegada del neoliberalismo tuvo entre otras consecuencias la dispersión de la clase obrera y la pérdida de centralidad de la COB como eje articulador del movimiento popular.

Los movimientos de mujeres,  de los pueblos indígenas y de los  barrios  logran ubicarse con mayor fuerza en el escenario nacional, y se constituyen en la verdadera resistencia al modelo neoliberal y la democracia pactada, como puede verse en los sucesivos enfrentamientos , Guerra del Agua, Octubre Negro y  Guerra del Gas , que acabaron con la hegemonía de los partidos de derecha  y abren la posibilidad de la alternativa izquierdista del MAS.

En toda esta historia nos interesa ahora reconstruir los sentidos con los que trabajó en esos períodos la  Educación Popular y los Educadores Populares, en cuanto al objetivo de fortalecer los movimientos sociales como sujetos políticos. A partir de esa reflexión  plantear los desafíos para los educadores populares en la actual coyuntura.

Nuestra reflexión se desarrollará de esta manera:
1.    La construcción de los sectores  populares como sujeto político a lo largo de nuestra historia más reciente  (Post revolución del 52) y el papel de la educación popular.
2.    Qué significa ser “sujeto político” en la tradición de la educación popular.
3.    Hacia la construcción de los movimientos sociales como “sujetos políticos”, en el actual contexto político nacional.

1.La construcción de los sectores  populares como sujeto político a lo largo de nuestra historia más reciente  (Post revolución del 52) y el papel de la educación popular.
Las décadas de los 60 y 70 fueron para los bolivianos época de gobiernos militares y civiles, con predominancia de gobiernos dictatoriales.

El campo popular  y sus reivindicaciones estuvieron liderizadas por el movimiento obrero, con hegemonía del sector minero, el cual condujo la lucha que tuvo como principales demandas las libertades individuales y colectivas , y el respeto de los derechos de expresión y de organización.  Todo ello confluyó, en su última etapa, en la exigencia de la democracia. Las huelgas de hambre en Bolivia  y la presión internacional  activada por miles de bolivianos en el exilio , lograron  recuperar la democracia del dictador Banzer, primero, y del Dictador García Meza después .

Los educadores populares , en esa época, pertenecían a las comunidades de base  de las iglesias cristianas, inspiradas en la Teología de la Liberación, a ONGs identificadas con el movimiento popular , a carreras universitarias y colegios con sectores docentes y estudiantiles radicalizados, medios escritos como el Semanario AQUÍ y radiales como las radios mineras,  y a organizaciones artísticas y culturales , como el TCP.  En tiempos de persecución política e ideológica, fueron sectores de las iglesias y la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia quienes lograron articular la resistencia y generar iniciativas que rompieran con la situación.

En este contexto, la educación popular se convirtió en una “pedagogía de la resistencia”, en la que la denuncia a las permanentes violaciones de los derechos humanos y la organización de la resistencia a la dictadura  era el contenido principal.

El trabajo fue particularmente intenso en los barrios, las minas, las fábricas, las iglesias,…
El enemigo estaba claramente identificado y la lucha , aunque arriesgada e incierta, era muy coherente y articulada. Gracias a ello los movimientos sociales, en clandestinidad, lograron mantenerse unidos y confiados en la victoria que por fin llegó, en el período banzerista,   a través de una masiva huelga de hambre iniciada por un grupo de mujeres mineras.

El retorno a la democracia fue liderizado por los partidos de izquierda a la cabeza de Hernán Siles Zuazo, quien asumió triunfalmente el gobierno en octubre de 1982. Su gobierno resultó ser muy conflictivo, ya que no tenía la mayoría parlamentaria y sus propios aliados, como el MIR y la propia Central Obrera Boliviana, le exigían más que le ayudaban a superar una inflación galopante. El  resultado, como es sabido, fue su  dimisión y la entrega del gobierno a Víctor Paz Estensoro, quien se alineó en 1985  a las tesis neoliberales mediante el DS 21060.

El ajuste estructural llevó a la privatización de las empresas estatales (llamada “capitalización”), al cierre de minas y fábricas que no podían ser competitivas y “relocalizando” a los despedidos, a la flexibilidad laboral, ….Se hicieron reformas importantes en la educación y la salud, y se otorgaron bonos y ayudas bajo el concepto de “alivio a la pobreza”, a fin de amortiguar el impacto de las medidas de ajuste estructural.
En lo político, lo más destacable es la ley de Participación Popular, que reconocía personería jurídica a las comunidades y barrios (OTBs) y distribuía recursos a los municipios de acuerdo al número de habitantes (coparticipación tributaria). Se desarrolló un sistema de partidos en el marco de la Democracia Representativa, donde ninguno de ellos logró mayoría suficiente y  se instaló la “democracia pactada”, donde los principales partidos se turnaban en el ejercicio del poder.

El neoliberalismo y el sistema político que lo sostenía entran en crisis ante la incapacidad de resolver álgidos problemas nacionales que tienen que ver con la agudización de la pobreza y el enajenamiento de nuestros recursos naturales (agua, gas, bosques,…).
La “pax neoliberal” afecta particularmente al sector obrero y minero, y la COB deja de ser el referente de movilización y lucha de los sectores populares. En su lugar , surgen pujantes los movimientos de los pueblos indígenas y de pobladores de los barrios. Los primeros logran posicionar en la conciencia pública sus derechos colectivos a su cultura, tierra y territorio, a través de largas marchas, como la “marcha por la vida”, cuestionando la propia constitución y proyecto de país, y exigiendo una nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente. Los pobladores de los barrios, por su parte, reivindican a su modo el derecho a una mejor calidad de vida, luchando por el empleo , mejores salarios y el acceso a los servicios básicos , e identifican como enemigos a las empresas transnacionales que explotan nuestros recursos naturales. Las mujeres y los jóvenes, a su vez, se organizan y exigen sus derechos de participación y  respuesta a sus necesidades criticando el patriarcado y el adultismo.

En este contexto, la educación popular  se desarrolla en dos vertientes , que podemos llamar pragmática e ideológica respectivamente. La vertiente pragmática prioriza la solución de los problemas y necesidades que aquejan a los sectores populares, como ser el empleo, la vivienda, la alimentación, la salud, la educación,…a través de crear y fortalecer organizaciones cooperativas, microempresas,…La vertiente ideológica se avoca a “concientizar” acerca del neoliberalismo y sus efectos nocivos, y la necesidad de generar y articular una lucha para derrotarlo. Existen también experiencias que intentan ensamblar ambas necesidades, inmediata y estratégica.

Desde el punto de vista educativo cobra fuerza, como expresión de la educación popular,  la “pedagogía de la diversidad”, entendida como una propuesta  más atenta a trabajar desde  la diversidad y contexto de los sujetos. Van tomando cuerpo la pedagogía feminista, la educación intercultural, la educación infantil, la educación de personas adultas, …y se hacen relevantes también los contextos: educación en cárceles, educación en situación de calle, ….., y los temas emergentes: educación ambiental, ecoeducación, ….
De esta forma , las posibilidades de hacer educación popular se diversifican mucho más, y la formación de sujetos políticos se lleva a cabo desde nuevos horizontes y retos.

La crisis del modelo neoliberal  en Bolivia ha dado paso al período que vivimos actualmente, y que tiene como punto de arranque las elecciones de diciembre 2005, en las que Evo Morales y el MAS alcanzan un inédito 54% de los votos, donde confluyen los sectores populares, pero también las clases medias , los sectores rurales, pero también urbanos, las culturas indígenas , pero también la cultura occidental/mestiza.
Las posibilidades que se abren son por tanto, además de inéditas en la historia de Bolivia, portadoras de esperanzas de todos los que viven en Bolivia. Y ellas se expresan en lo que ha venido en llamarse  la “Revolución Democrática Cultural”, donde la lucha gira fundamentalmente en torno a la igualdad y la equidad social, que es como decir la vigencia plena de los derechos  individuales y colectivos.
Claramente el liderazgo viene asumido por el Movimiento Indígena Campesino, que se constituye en el protagonista de los cambios.

Desde lo educativo, pensamos que después de la pedagogía de la resistencia (época de las dictaduras), y de la pedagogía de la diversidad (época neoliberal) , los actuales momentos de cambio nos están planteando una “pedagogía del poder” . Sobre esto volveremos en los puntos siguientes.

2. Qué significa ser “sujeto político” en la tradición de la educación popular.
De manera general ser sujeto político significa  ser capaz de intervenir con ideas y propuestas propias , de forma individual o colectiva, en las decisiones que afectan a la sociedad . Tiene que ver por tanto con el ejercicio del poder social..Los sujetos sólo se afirman  si actúan como transformadores de la sociedad.
Esta definición puede ser compartida por cuantos trabajan en el campo popular y se identifican con las luchas de los movimientos sociales. Sin embargo, lo propio de la educación popular ha sido generar las condiciones , desde lo pedagógico, para la formación del sujeto politico.
En efecto, como nos recuerda Joao Francisco de Souza, para que un trabajador o trabajadora puedan experimentar su capacidad de comenzar a ser sujetos de transformación de la sociedad y de sí mismos, debe ante todo asumir su papel de sujeto en un proceso educativo, en un proceso de conocimiento.
El desarrollo del conocimiento  lo constituye como ser en construcción, curioso y creador, como nos recuerda Paulo Freire:
Conocer no es el acto a través del cual un sujeto, transformado en objeto, recibe dócil y pasivamente los contenidos que otro le da o le impone. El conocimiento, por el contrario, exige una presencia curiosa del sujeto frente al mundo. Requiere una acción transformadora sobre la realidad. Exige una búsqueda constante. Implica inventar y reinventar”[2]
La constitución del “sujeto” pasa por recuperar la esencia del ser humano como ser histórico:
“Entender la Historia como posibilidad, con responsabilidades individuales y sociales como seres humanos,”programados para aprender”, pero no determinados, los configura como sujetos y no como objetos”[3]
La posibilidad de estar presentes en la historia, y no simplemente estar representadas en ella,
hace que las clases populares puedan participar políticamente en las opciones y decisiones , diciendo la propia palabra. Decir la palabra expresa la politicidad de la acción humana porque afirma  sus intereses y su personalidad, así como la disposición de lucha para conquistar lo que fue pronunciado (JF de Souza).
Decir la propia palabra no sería posible sin  tener una lectura crítica de la realidad social y del mundo, y desarrollar por tanto una “ética de la autonomía”:
La ética de la autonomía se opone a la ética autoritaria(…). Esta es  una ética que aún a nombre de la libertad, ahoga las posibilidades de crecimiento de la libertad. El poder es ejercido sobre la gente. (…) Por el contrario una ética de la libertad  tiene necesariamente una orientación productiva, en tanto tienda a la realización de las capacidades de todos y de cada uno de los sujetos, (…) y a la posibilidad de  construir juntos  proyectos individuales y colectivos” [4]

Desgraciadamente el autoritarismo no ha sido una prerrogativa de los partidos de la derecha política, sino también de la izquierda, a través sobre todo de la propaganda ideológica:
La izquierda autoritaria resulta ser más elitista que la derecha. En efecto esta teme que las clases populares se vuelvan críticas de las situación de injusticia y se organicen para cambiarla, mientras que la izquierda autoritaria minimiza el trabajo crítico de las bases , y lo tilda de idealista, populista y hasta espontaneísta, manifestando con ello no confiar en la capacidad del pueblo para conocer las causas de los acontecimientos. Y por ello, apuesta a la propaganda ideológica, y el impacto de los slogans. Al hacerlo , por tanto, afirma su capacidad de saber y promueve su verdad como la verdad única (…). Esta verdad elaborada al margen de la experiencia popular e independiente de ella , debe bajar hasta el cuerpo de las clases populares “incultas” para “salvarlas”. Así las clases populares , no necesitan ser llamadas al diálogo, al ser, por naturaleza, incompetentes . Sólo tienen que abrirse y seguir dócilmente las palabras de orden de quienes son técnica y científicamente competentes” [5]

Otro factor a tomar en cuenta, en la construcción del pensamiento autónomo, es el respeto y la recuperación de los saberes  propios de los grupos populares:

En mis relaciones político-pedagógicas con los grupos populares no puedo de ninguna manera dejar de considerar su saber hecho experiencia. Su explicación del mundo, de la que forma parte la comprensión de su propia presencia en el mundo (…) Si, por un  lado, no puedo adaptarme o “convertirme” al saber ingenuo de los grupos populares, por el otro, si soy realmente progresista, no puedo imponerles arrogantemente mi saber como el verdadero, El diálogo en el que se va desafiando al grupo popular a pensar su historia social como experiencia igualmente social de sus miembros, va revelando la necesidad de superar ciertos saberes que, desnudos, van mostrando su “incompetencia” para explicar los hechos.”[6]
Pero los  grupos populares no podrán afirmarse como sujetos políticos , si es que no son tolerantes y abiertos a la diversidad  que existe en el grupo. Este reconocimiento tiene un profundo significado ético:
“Lo que la tolerancia auténtica demanda de mí es que respete al que es diferente, sus sueños, sus ideas, sus opiniones, sus gustos, que no lo niegue sólo porque es diferente . Lo que la tolerancia legítima termina por enseñarme es que, por medio de la experiencia, aprendo con el diferente”[7] .
También JL Rebellato y Pilar Ubilla resaltan que el poder al que aspiran los grupos populares como sujetos políticos se sustenta en una “ética del poder”, que  implica nuevas actitudes , nuevas identidades, una nueva subjetividad, nuevos estilos de relación y una manera de entender el poder como servicio(…).Una ética afincada en el valor de la diversidad y en la construcción de la unidad en la diversidad: lo cual sólo es posible si se promueve una actitud de tolerancia, entendida como encuentro y crecimiento en la diversidad de quienes actúan para transformar las situaciones de exclusión  y dominación” [8]
La diversidad, por otra parte, es una crítica al paradigma del pensamiento único:
“Hoy en día asistimos a una emergencia de la diversidad que desafía la impronta abstracta y universalista del pensamiento único. Este florecimiento y reconocimiento de la diversidad tiene que ver con la crisis de modelos basados en una visión lineal del progreso; en la superación de un paradigma de la simplificación sustentado sobre la base del pensamiento único”[9]

Finalmente, debemos destacar del aporte freiriano, la coherencia como valor esencial en la constitución del sujeto político:
 “El líder obrero, audaz y emprendedor, aguerrido en la lucha  de liberación, pero que trata a su compañera  como objeto es tan incoherente  como la líder feminista blanca que menosprecia a la campesina negra y tan coherente  como el intelectual progresista que, hablándole a los trabajadores, no se esfuerza de hablar con ellos. Estas incoherencias me llevan a luchar más. A denunciarlas , a combatirlas en el sentido de superarlas…Estas incoherencias  me llevan a entender mejor la naturaleza del ser humano, constituyéndose en la historia no como un a priori de la Historia. Su finitud, su inconclusión, su posibilidad de ser o no ser, de amar o de odiar, de oprimir o de liberarse” [10]

3.Hacia la construcción de los movimientos sociales como “sujetos políticos”. en el actual contexto político nacional.
El Proyecto Político del MAS  declara abiertamente ser el proyecto de los movimientos sociales , y tener como objetivo la eliminación de toda forma de exclusión. La participación popular , de manera particular de los Pueblos Indígenas, y la vigencia plena de los derechos  individuales y colectivos le da contenido a la democracia que se pretende  construir. La “revolución democrática cultural” aparece como la nueva propuesta de hacer política, superando las viejas formas de hacer política, propias de los partidos , donde élites económicas y políticas  utilizaban el voto como mecanismo de reproducción del poder. Ahora es la democracia participativa, a través de la Asamblea Plurinacional, quien  representando a  de todos/as los bolivianos/as , se convierte en órgano de poder  y transformación social..
Sin embargo, existe todavía una gran brecha entre este discurso y la práctica política.
La tendencia que se ha venido manifestando estos años, y que está creando las condiciones para radicalizarse en los próximos años, es la tendencia a la  concentración del poder  en otro tipo de élites  que a nombre y en representación de los excluidos pretende imponer un modelo de estado y de desarrollo. En un artículo anterior lo denominé el paradigma del “asalto al poder”, heredero del “socialismo autoritario” experimentado en diversos países .
Este modelo se nutre substancialmente de formas de hacer política tradicionales, y pone la conquista del poder por sobre la ética y los derechos humanos.
Creemos que esta tendencia puede ser revertida por los movimientos sociales, asumiendo para ello su rol de protagonistas de los cambios, pasando de ser “instrumentos” y “objetos” políticos, a desempeñarse como verdaderos actores de los cambios, es decir, como “sujetos políticos”.
Esto tiene que ver mucho con la educación popular, con la educación que forma sujetos críticos y creativos para la transformación social. Su horizonte no puede ser otro que la “democracia radical”, el “socialismo democrático”. En la perspectiva que también señalan JL Rebellato y Pilar Ubilla:
Si los modelos neoliberales apuestan a menos democracia, las alternativas deben constituirse  guiadas por la estrategia de más democracia (…) y la transferencia creciente del poder (…)Tampoco queremos reproducir el  socialismo autoritario.  (…). El movimiento de EP tiene  un aporte insustituible: colaborar en la construcción de alternativas populares hacia un socialismo donde la gente sea realmente sujeto protagónico y donde la diversidad se articule con la emancipación, en condiciones de justicia y democracia” [11]      
Retomando la caracterización de los movimientos sociales como “sujetos políticos”  que se desprende de la tradición de la educación popular, intentaré identificar los principales desafíos que se presentan para la educación popular  en el  actual proceso de cambios que vivimos los/as  bolivianos/as.

1.    Decir la propia palabra  vrs. someterse a consignas emanadas desde arriba.
Aquí tenemos que contrastar los espacios en los que los movimientos sociales han debatido y tomado decisiones democráticas a favor de sus intereses inmediatos y estratégicos, de la manipulación de que han sido objeto por liderazgos autoritarios y corruptos. Un caso emblemático fue la marcha campesina e indígena hacia la ciudad de La Paz en el momento que se debatía en el parlamento la nueva constitución. Los esforzados marchistas llevaban en sus mochilas el texto de la Constitución aprobada en Oruro, que juraban defender con su propia sangre. Entre tanto los políticos del MAS  cambiaban alrededor de 200 artículos en negociaciones con la oposición.
¿Cuán autodeterminadas   fueron las marchas hacia Sucre  y el Porvenir en Pando , que terminaron con la humillación y la masacre de campesinos?.
2.    Autonomía de los movimientos sociales vrs. subordinación a estrategias de acumulación de poder.
Los estrategas del actual gobierno, en su afán de concentrar poder, han recurrido con frecuencia a métodos de cooptación de los movimientos sociales  que han anulado en la práctica la posibilidad de que estos movimientos hagan valer sus puntos de vista. El prebendalismo, la compra de líderes, la distorsión del sentido de los “usos y costumbres” , le han permitido a las élites en el gobierno  controlar el voto de estos movimientos en los numerosos actos electorales.
La política de los bonos , de transación  con contrabandistas y ropavejeros, de arreglos con transportistas y maestros tienen más de conservadurismo que de verdadera transformación social.

3.  Comunicación vrs propaganda ideológica.
A título de generar “hegemonía” o “contra-hegemonía” sobre los valores/contravalores del capitalismo neoliberal, difundidos a través de los medios masivos, las élites del gobierno no han recurrido como era de esperar a romper con  esa forma de violencia simbólica, sino que la han reproducido multiplicando hasta la saciedad slogans y propaganda mediática multimillonaria.
El objetivo por tanto no es el de “concientizar” sobre la realidad, ni el de recuperar culturas o “descolonizar”, sino el de inducir determinadas respuestas políticas mediante estímulos apropiados.

     4.   Tolerancia, respeto al diferente vrs. pensamiento y verdad únicas.
La tan mentada “interculturalidad” choca con frencuencia con posiciones de pensamiento único no sólo hacia fuera , hacia la oposición política y quienes no comulgan con las ideas del gobierno (“estás conmigo o contra mí”), sino al interior de los propios movimientos sociales y  de los aliados del gobierno. En efecto, se reprime  a los que piensan diferente en el marco del proyecto popular, y se castiga las disidencias . Aquí se confunde la lógica partidaria, basada en la disciplina interna, y la lógica de la participación de los movimientos sociales , quienes desde sus propias identidades e intereses , desarrollan nuevas formas de ejercicio del poder y construcción de alternativas a la dominación.
También aquí nos llega la inspiración de JL Rebellato:
“Nos enfrentamos a la necesidad de construir una democracia integral potenciando una ciudadanía crítica, espacios públicos e implementando políticas basadas en la igualdad social, la justicia y en el desarrollo de una cultura que lucha contra todas las formas de dominación y exclusión. No hay democracia auténtica sin la participación efectiva de la ciudadanía, en especial de los sectores populares y de sus organizaciones (empowerment). Una democracia que impulsa formas de participación, control, gestión y distribución del poder, debe oponerse, tanto al proyecto neoliberal imperante, como a las formas de pretendida democracia política, donde el componente sistémico predomina sobre la iniciativa y ejercicio del poder por los actores sociales”[12]

4.    Coherencia vrs. oportunismo.
Si algo ha recalcado Paulo Freire a lo largo de  todas sus obras es la coherencia que debe existir en quienes ejercen algún tipo de liderazgo entre el pensamiento y la práctica.
Ya hemos visto que los encendidos discursos a favor del pueblo y los excluidos, con frecuencia se quedan sólo en el discurso y en poses demagógicas. El fenómeno de la corrupción  (Santos Ramírez, como ejemplo mayor) antes que desaparecer , se ha ido extendiendo y ramificando en el cuerpo social de una manera alarmante. La inseguridad ciudadana es sólo una consecuencia.
Pero la incoherencia se manifiesta sobre todo entre los valores que se dice defender y las acciones  concretas. Entre las últimas perlas de incoherencia tenemos la intervención de Evo Morales en su visita a España a favor de borrar los 500 años de colonización, y tener una mirada más hacia el futuro. Claro que con ello garantizaba las inversiones españolas en Bolivia y la cancelación de una importante deuda con España.
El último ejemplo ha sido el pacto de líderes de la  Unión Juvenil  Cruceñista con el MAS. Pacto buscado por el MAS, e incluso se habla del propio presidente. Evo Morales justificó  la alianza para asegurar la victoria  en las elecciones del 6 de diciembre. El grupo de jóvenes más agresivo y racista de Bolivia  es bienvenido sin mayores problemas a las filas del MAS.
La subordinación de la ética a la política ha sido una práctica frecuente en el actual gobierno del MAS.
A modo de conclusión, recordamos las palabras de Evo Morales al asumir el mandato como presidente: tenemos el gobierno, pero no tenemos el poder. Debemos tener todo el poder.
Las estrategias desplegadas desde entonces son  coherentes con este objetivo. La pregunta que nos hacemos, y que se den hacer los movimientos sociales, es  qué poder es necesario construir y ejercer.
Esto será posible a través de una pedagogía del poder , como nos recuerdan  JL Rebellato, P. Ubilla  y Pedro Puntual:
Con la expresión pedagogía del poder  lo que se busca afirmar es que el poder  no debe identificarse con una estrategia de manipulación, sino que ha de converstirse en un dispositivo de aprendizaje” [13]
 “Se trata de desarrollar una pedagogía de la gestión democrática capaz de contribuir a la construcción de nuevas formas de ejercicio del poder en el terreno de la sociedad civil y en las maneras de actuar del estado” 
Para los educadores populares la derrota de la derecha neoliberal no se disputa solamente en los planos económico y político, sino principalmente en el campo de los valores y la cultura. Y ello tiene que ver cómo se entiende y se construye el poder popular.
La historia nos ofrece oportunidades inéditas para llevar a cabo los cambios y transformaciones que llevarán a Bolivia a una etapa superior de mayor justicia e igualdad.
El papel de los movimientos sociales es crucial para lograrlo. Ello será posible en la medida que desarrollan sus capacidades y creatividad, es decir, se afirman como “sujetos políticos”.


.  Benito Fernández F.


Bibliografia.

 Freire P.:¿Extensión o comunicación?, 1969.
 Freire P. “Política y Educación”, 1993.
 Rebellato,JL y Ubilla P: “Democracia, Ciudadanía, Poder”, 1999.
 Freire, P.:”Política y Educación”, 1993.
 Freire P.:”Pedagogía de la autonomía”, 1996.
 Freire P.:”Pedagogía de la tolerancia”, 2005.
 Rebellato JL y Ubilla P. :”Democracia, Ciudadanía, Poder”, 1999.
 Rebellato JL :”Democracia de baja intensidad”
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 Rebellato JL:”Democracia de baja intensidad”
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 Puntual P.:” Educación Popular y Democracia Participativa”, 2005.